domingo, 16 de octubre de 2011

Introducción

El porfiriato periodo de la historia de México comprendido entre 1876 y 1911 en el que el general Porfirio Díaz, que ejercía una dictadura modernizadora, gobernó en México y propició un gran crecimiento económico del país.
 México consiguió un importante progreso económico, apoyado en gran medida por el alto crecimiento de población que experimentó el país en esas décadas, la agricultura se orientó a la exportación y creció espectacularmente, sobre todo en la producción de henequén, café, cacao, hule y chicle. Se favoreció la llegada e inversión de capital extranjero. El Estado no intervenía en los conflictos obreros. Se pagaban salarios bajos, lo que evitaba la llegada de inmigrantes y favorecía el empleo de mano de obra nacional y una alta rentabilidad. Y con ese capital extranjero se financiaba el programa de progreso, la construcción y expansión de la red de ferrocarriles concedidos a las compañías extranjeras y el desarrollo de la minería de plata.
Sin embargo la sociedad del porfiriato vivía una profunda desigualdad. El pueblo, que representaba a la gran mayoría de los mexicanos, padecía una situación de pobreza y de casi esclavitud. 

El Gobierno Porfirista

Después de sus hazañas contra la intervención francesa, Porfirio Díaz era un militar popular, poderoso y con ambiciones políticas. Cuando Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada se reeligieron, Díaz se levanto en contra de ellos al grito de no reelección, primero primero con el Plan de la Noria y el Plan de Tuxtepec .Conquisto el poder en 1877 gracias a su victoria en la batalla de Tecoac. Las elecciones para presidente de 1878 casi resultan mera formalidad, pues Díaz gano con el 97% de los votos.
 El primer objetivo de su gobierno fue pacificar al país y eliminar del país a los rivales políticos más poderosos. No dudó en ejecutar a los levantamientos en su contra y exiliar a los enemigos más molestos. Años de relativa paz permitieron el crecimiento de la industria, la minería y los ferrocarriles.
 En 1880 Díaz apoyo a Manuel González como candidato a la presidencia .González fue la cabeza de un gobierno derrochador que agotó las reservas monetarias del país, durante su mandato hubo algunos logros, como la creación del Banco Nacional de México y el crecimiento de la red ferroviaria. De nuevo, Porfirio Díaz se reeligió con una votación unánime, había surgido el poder que gobernaría a México durante los siguientes 27 años.

La Época del Orden y el Progreso

Una vez consolidado el poder, Díaz comenzó una política de conciliación entre los sectores más favorecidos del país. A los caciques regionales les permitió mantener el poder local a cambio de su lealtad. Se reconcilio con la iglesia católica y sus antiguos enemigos conservadores, gracias a lo cual México disfruto 27 años de paz, al final de un siglo de batallas. Con la paz, la economía se recupero: la minería, la industria y las comunicaciones se desarrollaron rápidamente; por primera vez en su historia México se convirtió en exportador de productos agrícolas y ganaderos; también se logro resolver el problema de la deuda externa que tenía el país en bancarrota.
 El régimen porfirista fomento el desarrollo artístico y científico de México; se fundaron nuevas escuelas, teatros, museos y academias. Los intelectuales más importantes pensaban que solo la ciencia y la modernización industrial sacarían al país de su retraso. Para conseguirlo había que importar las capitales del exterior.los inversionistas de Estados Unidos, Francia e Inglaterra crearon poderosas empresas en el ramo de la minería, la agricultura, la electricidad, el comercio y los ferrocarriles.
Sin embargo, el progreso de México se logro muchas veces a costa de los mas débiles, es decir, los campesinos, quienes eran despojados de sus tierras por las compañías deslindadoras y por ambiciosos hacendados. Los  obreros y peones agrícolas soportaban largas jornadas de trabajo a cambio de un mísero salario.

El Ocaso del Porfiriato

Tras décadas de paz, orden y progreso porfiriano, habían transformado al país. Aparentemente México se encaminaba hacia la prosperidad, tenía un sólido desarrollo económico y una planta industrial en pleno crecimiento. La gran mayoría de la población se beneficio poco del bienestar y sufría las injusticias que provocaban la concentración del poder y la riqueza en unas cuantas manos. En el campo millones de campesinos vivían en condiciones  deplorables, mientras cinco mil hacendados eran dueños de la mayor parte de las tierras cultivables del país. Políticos mexicanos y empresarios extranjeros llegaron a acaparar enormes extensiones en el norte del país a precios risibles y pasando por encima de los derechos de los pequeños propietarios.
En Yucatán y Sonora, los grupos indígenas que se opusieron al despojo de sus tierras fueron reprimidos y trasladados a lugares inhóspitos. En las ciudades, los obreros tampoco gozaban de los beneficios del porfiriato: trabajaban largas jornadas a cambio de salarios insuficientes. La clase media, compuesta por técnicos, maestros y abogados, gente con educación y aspiraciones políticas, se convirtió en la principal crítica del gobierno porfirista al ver el poder y la riqueza se mantenían en manos de unos cuantos. A las elites del país, grandes empresarios, comerciantes y latifundistas, les preocupaba la transmisión del poder presidencial.

Don Porfirio  estaba a punto de cumplir ochenta años y no se decidía a escoger un sucesor. Los norteamericanos favorecidos por Díaz recelaban de su política cada vez más independiente y nacionalista, a tal grado que el presidente de Estados Unidos decidió entrevistarse con el. La cacareada paz estaba a punto de derrumbarse. Las expresiones de inconformidad comenzaron a brotar en algunas regiones del país; hubo huelgas en Cananea y Río Blanco, se crearon partidos políticos y periodos de oposición.

El Fin del Porfiriato

La publicación de la sucesión presidencial en 1910 creó en el país un clima de expectación, mientras Porfirio Díaz, preparaba su séptima reelección. Francisco I. Madero, hijo de un rico hacendado de Coahuila y de ideales democráticos, se manifestaba abiertamente en contra de la dictadura porfirista. Madero organizo el Partido Anti reeleccionista e inicio una campaña electoral por el país, hecho insólito en aquel entonces.

 Cuando la fuerza política de Madero creció, Díaz lo encarcelo en San Luis Potosí y se declaro ganador en las elecciones. En la cárcel Madero redacto el Plan de San Luis, mediante el cual llamo a un rebelión armada para el 20 de noviembre de 1910. Ese día numerosos grupos se levantaron en contra de Díaz. Abraham González, Pascual Orozco y Francisco Villa se levantaron en el norte del país, y más tarde Emiliano Zapata se unió a la revuelta en el sur. Díaz renuncio a la presidencia y a seis meses de iniciada la revolución, abandonó el país.